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CANGREJO ERMITAÑO

  • Medusa
  • 2 jun 2017
  • 1 Min. de lectura

El cangrejo ermitaño es un animal por demás interesante. A pesar de ser un crustáceo tiene un abdomen sin exoesqueleto, es decir, decalcificado y por lo tanto blando. Por ello es muy vulnerable ante los depredadores y esto lo obliga a buscar refugio y defensa en las conchas vacías de los moluscos. Cuando encuentra una, introduce su cuerpo de tal manera que pueda retraerse en él y sostenerla con la parte superior de su cuerpo al caminar. A medida que el cangrejo aumenta su tamaño abandona la concha y busca otra más grande. Algunas especies de cangrejo ermitaño pueden utilizar corales, madera o piedras en vez de concha.


Posee dos antenas largas que le sirven para tocar, y dos antenas cortas que tienen la función de olfatear y sentir sabores. Un par de ojos se sitúa en dos tallos de la cabeza. Estos ojos tienen la capacidad de descomponer la imagen en varias piezas. El cangrejo ermitaño también tiene branquias localizadas en una cámara branquial. Ambas partes funcionan como pulmones y deben permanecer húmedos para que el cangrejo pueda respirar.


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